Luego de escuchar la declaración de todos los aprehendidos por la muerte de Oscar Martín Moreno y su hijo Oscar Orlando, desde la fiscalía de turno en feria de Monteros se solicitó la detención para los 16 policías que estaban tras las rejas desde el domingo a la noche. Quince de ellos quedaron acusados por apremios ilegales contra los agricultores y uno, por el homicidio de ambos. En cuanto a los civiles que se encontraban aprehendidos, familiares y allegados de los fallecidos, fueron puestos en libertad porque se consideró que no tenían relación con las muertes, pero se los investigará por las lesiones que sufrieron dos efectivos que están internados.
Las fuentes fueron cautas y prefirieron no dar el nombre del efectivo que quedó acusado del delito más grave, el homicidio. Sin embargo, otros actores cercanos al caso señalaron que se trata del policía con mayor rango del grupo.
Los primeros resultados que se dieron a conocer fueron los de la autopsia. Este estudio indicó que el mayor de los agricultores recibió tres balazos -en la zona del estómago, una mano y la ingle- y su hijo, dos en la cabeza. Uno de los disparos ingresó por la boca y salió por la nuca. El otro, le pegó en el cráneo. Ahora, desde la Justicia se espera el resultado del dermotest, para saber quien de los acusados tiene restos de pólvora en la mano, y otras pericias que quedaron a cargo de Criminalística.
Aunque no fue confirmado científicamente, los investigadores infieren que los disparos se realizaron a corta distancia.
Las tres etapas
Desde la fiscalía, a cargo de Jorge Echayde, se dividió la historia en tres escenas. El primer acto tuvo lugar en las cercanías de una cancha de fútbol. Los familiares de las víctimas señalaron que los efectivos llegaron al lugar para pedirles una coima. En el parte oficial de la Policía, se explicó que solamente se les pidió la documentación del auto.
Según se cree, allí ocurrió un enfrentamiento a golpes, en el que el más grande de los agricultores le habría quitado el arma al oficial José Antonio Martínez, quien custodiaba su auto y ahora está internado en una clínica de la capital tucumana con lesiones en el rostro.
La segunda parte de la historia sería la persecución que en ese momento se originó en contra del VW Vento -el auto de la discordia- de los agricultores, y otros dos vehículos donde viajaban sus familiares quedaron libres ayer a la madrugada.
La parte culmine del hecho se vivió cuando murieron padre e hijo. La Policía jura que ambos se bajaron con armas y los amenazaron. La defensa de la familia Moreno denuncia que la fuerza realizó una ejecución.
En el lugar se secuestraron 15 armas, todas de la Policía. Por el momento, no se pudo identificar cuál de todas ellas es la que habría robado uno de los fallecidos.
“Lo estaba cubriendo”
A partir de los resultados de la autopsia, la abogada de la familia Moreno, Natalia García Salemi, dijo a LA GACETA que creen que el padre murió tratando de salvar a su hijo. “Quiso evitar que le dispararan y le pegaron los tres tiros de frente. Las víctimas no le sacaron el arma a nadie. Tampoco hubo un control vehicular, como se dijo. Fue una emboscada. Por eso, lo único que pedimos es que se haga justicia. A los policías les pagamos nosotros para que nos protejan y después tenemos que cuidarnos de ellos” .
Además, agregó: “hasta ahora, la tarea de los investigadores fue excelente. Confiamos en que todo siga así”.